La llegada de un bebé a la familia hace que la vida se llene de repente de primeras veces cargadas de ilusión. Entre estas primeras veces, pocas son tan simbólicas y emotivas, como la que se produce con los primeros pasos del bebé. Se trata de un hito evolutivo tan grande y que suele suceder tan de repente, casi de un día para otro, que los padres nos quedamos ensimismados ante el milagro que ven nuestros ojos. Y es que ver a nuestro bebé caminar por primera vez es una de esas imágenes que se quedan para siempre grabadas en nuestra memoria, ¿verdad?
En este artículo te contamos cuándo se suele producir más o menos este milagro, cuáles son las etapas que nos conducen a él y cómo podemos acompañar los primeros pasos del bebé.
¿Cuándo se producen los primeros pasos del bebé?
Como todo desarrollo, los primeros pasos del bebé no tienen lugar en una edad exacta. Puede suceder en cualquier momento entre los 9 y los 18 meses. Al final cada bebé tiene unas inquietudes distintas y eso hace que desarrolle antes o después cada una de sus capacidades.
Si tu bebé se sienta, gatea y se mueve con normalidad, no hay motivo para preocuparse si entre los 15 y los 18 meses sigue sin dar el paso. Si pasa esa ventana de tiempo, puedes consultar con tu pediatra, pero en general si es un bebé activo simplemente le estará costando más animarse a andar. Hay bebés que desarrollan una técnica de gateo tan perfeccionada que, como ven que con eso de momento les basta, aparcan el interés por caminar. “¿Para qué, si ya puedo moverme a cuatro patas?”, pensarán.
1. El bebé hace la croqueta: la primera etapa del desarrollo de la capacidad de andar de los bebés queda muy lejos de los primeros pasos, pero es fundamental para llegar a ellos. Ésta empieza a producirse alrededor de los 4-6 meses, cuando el pequeño es capaz de ponerse boca abajo, sostener la cabeza y controlar sus movimientos. Una vez consiga
esto, casi sin pensárselo, hará lo que conocemos comúnmente como “croqueta”, es decir, un giro sobre sobre sí mismo que le permitirá pasar de estar boca abajo a una posición boca arriba y viceversa.
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2. El bebé gatea a cuatro patas: Una vez que aprenden a sostenerse sentados, el siguiente paso será desplazarse atraídos por objetos que tienen a la vista, pero que no alcanzan desde su ubicación. Es el inicio del gateo a cuatro patas. ¡Hay cientos de formas distintas de gatear! Es más, hay bebés que se saltan esta etapa y pasan directamente a andar. No hay de qué preocuparse. Como siempre decimos, cada niño es un mundo.
3. El bebé se mantiene erguido con apoyo: Llega el momento en que tu pequeño aventurero descubre la verticalidad. ¡Cada vez está más cerca de dar sus primeros pasos! En esta etapa verás que utiliza muebles que están a su altura (las mesas de centro, debido a su tamaño, suelen ser sus favoritas) para ponerse en posición erguida. Primero, simplemente se levantará y se volverá a sentar. Cuando tenga esto dominado, empezar a dar sus primeros y tímidos pasos apoyado en la superficie de los muebles. ¡Está a punto de obrarse el milagro!
4. Los primeros pasos del bebé: Tarde o temprano, cuando tu bebé se sienta seguro dando pasos con el apoyo de los muebles de la casa, se animará a probar sus límites y a intentar dar los primeros pasos sin ayuda. Al principio serán uno o dos pasos vacilantes que culminarán con un culazo. Pronto serán 3, 4, 5, 6… Y cuando quieras darte cuenta tu pequeño ya será capaz de caminar, aunque sea despacito y con poca estabilidad. En los meses siguientes irá perfeccionando sus pasos y cogiendo la vez velocidad y confianza. En unos meses, alrededor de los dos o tres años, observarás con admiración como ese bebé que apenas conseguía dar unos pasos ya es capaz de correr como una liebre.
6 Consejos para acompañar los primeros pasos del bebé
-Lo primero es la seguridad: Como decimos, los primeros pasos del bebé son inestables y este tiende a las caídas. Para evitar males mayores, nada como tomar unas sencillas medidas de seguridad. Entre ellas, por ejemplo, cubrir las esquinas de los muebles con protectores, ver que los muebles (sobre todo las estanterías) tienen estabilidad suficiente y no se pueden vencer, retirar de su alcance objeto preciados, frágiles o peligrosos y poner barreras de seguridad en escaleras.
-¿Un poco de ayuda?: Hace tiempo que los profesionales de la salud desaconsejan el uso de andadores, también conocidos como tacatás. No obstante, en los últimos
años se han desarrollado los carritos andadores para bebés, que son objetos con ruedas en los que tu pequeño aventurero se puede apoyar para desplazarse dando pasos. A su
modo, son una especie de “entrenadores personales” para desarrollar el equilibrio.
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-Anímalo, respeta sus ritmos y acompáñalo en las caídas: Como decíamos al principio, los primeros pasos del bebé son todo un hito evolutivo, así que no dudes en felicitarlo y mostrar tu alegría. La confianza y la reacción alegre de unos padres siempre son un motivo para seguir intentándolo y mejorando. Dicho esto, esos ánimos nunca deben dar el salto y
convertirse en presiones y prisas. Como hemos comentado, cada bebé tiene sus propios ritmos, así que respétalos y permite que él vaya desarrollando su capacidad de andar a medida que se vaya sintiendo seguro para hacerlo. Tan importante como esto, es acompañarlo, reconfortarlo y darle cariño en sus caídas, que las habrá y muchas. Con el amor de un padre y de una madre el dolor desaparece más rápido.
-Dale libertad para explorar: Las medidas de seguridad que hemos comentado al principio son fundamentales para que te puedas sentir segura mientras tu pequeño aventurero empieza a explorar el mundo, que es su casa, dando sus primeros pasos. Cuanto más le
permitas moverse y desplazarse libremente, más fácil le resultará aprender a caminar. ¡Y es que las ganas de descubrir siempre son un aliciente para echar a andar!
-Evita cogerle de las dos manos: Cuando nuestros hijos empiezan a desplazarse apoyados en los muebles, es muy tentadora la idea de cogerles por ambas manos, con sus brazos hacia arriba, y ayudarlos a caminar. No pasa nada por hacerlo puntualmente, pero es importante que sepas que esto no ayudará a tu pequeño aventurero a aprender a andar. Más bien al contrario: la ayuda puede alterar su equilibrio y hacerlo más dependiente de esas manos para animarse a dar pasos.
-Vístele con ropa cómoda: El último consejo para acompañar los primeros pasos del bebé tiene mucho de sentido común. Cuando nosotros vamos a hacer gimnasia, ¿qué ropa nos ponemos? La más cómoda posible, ¿verdad? Pues este razonamiento es igual de válido para cuando un bebé empieza a andar, así que vístele con ropa suave y cómoda para que se pueda mover con total libertad.