Las caricias, los besos y los abrazos son una manera de manifestar el cariño y el amor que sentimos por las personas queridas. También, a su modo, estos gestos configuran un lenguaje, una forma de comunicarnos. Masajear al bebé, por tanto, es una manera que encuentran muchas madres y padres para comunicarse con sus recién nacidos y para demostrarles su amor infinito; una rutina que, además de convertirse en un momento de unión y alegría, tiene múltiples beneficios para el desarrollo y el bienestar del bebé. Sin duda el aceite de almendras dulces de LILLYDOO va a ser tu gran aliado para disfrutar al máximo de estos pequeños momentos. ¿Quieres conocer todos los beneficios de masajear tu bebé? ¡Entonces sólo tienes que seguir leyendo este artículo! 😉
6 beneficios de masajear al bebé
Como decimos, masajear al bebé tiene muchos aspectos positivos, tanto para el bebé como para la relación y el vínculo que los padres van estableciendo con su recién nacido. Estos son algunos de los principales beneficios de establecer una rutina de masajes relajantes en el día a día de tu bebé:
Fortalece el vínculo y la comunicación
El masaje es un momento de unión entre los padres y su hijo, un instante de relajación y de contacto físico que estimula la producción de oxitocina, la hormona que se encuentra detrás del bienestar y del apego. Esa unión, además, también favorece la comunicación verbal y no verbal con el bebé: las palabras susurradas, las miradas, las sonrisas, los gestos. Al fin y al cabo, como decíamos antes, un masaje es en sí mismo un lenguaje, una forma de comunicarse.
Estimula el sentido del tacto
El tacto es probablemente uno de los sentidos más desarrollados en los recién nacidos. Por eso son tan sensibles a la forma en que se les toca. Al fin y al cabo, los bebés reciben mucha información sobre su entorno a través de la piel, un órgano que también les permite experimentar sensaciones (frío, calor, presión, suavidad, ternura, cariño). Masajear al bebé por tanto, ayuda a estimular aún más el sentido del tacto de los bebés y les brinda a través de nuestro contacto una experiencia placentera plagada de sensaciones reconfortantes.
Piel mejor hidratada
Como veremos a continuación en el apartado de consejos, para masajear al bebé es recomendable utilizar alguna crema o aceite corporal como el aceite de almendras dulces de LILLYDOO. Gracias a ellos, a la vez que masajeamos a nuestro pequeño aventurero estaremos hidratando y cuidando su delicada piel.
Ayuda al bebé a comprender los límites de su cuerpo
Un recién nacido no tiene una conciencia real de su cuerpo. Con los masajes, sin embargo, le ayudarás a ir tomando poco a poco conciencia de los límites de su cuerpo, ya que gracias a tus caricias se podrá ir creando una especie de diagrama mental de la extensión de su cuerpo.
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Alivia malestares de estómago
Masajear al bebé nos puede permitir tomar conciencia de sus malestares, como los provocados por cólicos, reflujo, gases o estreñimiento. Si el bebé se queja cuando pasamos por la zona de la barriga, podemos contribuir a aliviar esos malestares centrando nuestro masaje en esa área concreta.
Relajación y mejor descanso
El objetivo es relajar al bebé y liberarlo del estrés y las tensiones. Sí, es cierto que tu pequeño aventurero no tiene el trabajo más estresante del mundo, pero cada día se enfrenta a nuevos y numerosos estímulos que le pueden generar estrés. Un masaje ayudará a tu pequeño a liberarse de las pequeñas tensiones de la vida diaria y, gracias a ello, tendrá también un sueño más profundo y reparador, lo que también será un regalo para vosotros, ¿verdad? 😉
Consejos para masajear al bebé
No existe una edad concreta para empezar a disfrutar con la rutina de los masajes relajantes con vuestro bebé. Es más, masajear al bebé es algo que podemos hacer desde sus primeros días de vida, aunque en este caso lo recomendable es que los masajes sean muy cortos y centrados en una única parte del cuerpo, preferiblemente las extremidades (manos y pies). Poco a poco podemos ir ampliando la duración del masaje, hasta los 15-20 minutos y añadiendo partes de su anatomía hasta que el masaje cubra todo su cuerpo. Aprovecha sobre todo los primeros meses de vida para estos momentos de unión, porque cuando tu pequeño aventurero empiece a incorporarse, a gatear y caminar, hacerle un masaje se convertirá en todo un reto.
Al igual que no existe una edad concreta para empezar con los masajes, tampoco existe un momento del día perfecto para darlos. Puedes aprovechar cualquier momento de la mañana en que tu bebé esté relajado o puedes alargar el momento del baño o esperar a la noche, para que el masaje sea parte de la rutina de sueño. Estas dos últimas alternativas tienen una ventaja, y es que establecen en el día a día una rutina que los bebés agradecen. Con el tiempo te darás cuenta del mejor momento que se adapta a ti y a tu pequeño aventurero.
Ya sea tras el baño o en la cama antes de acostarse, es importante que procures crear un ambiente propicio para la relajación, con una iluminación tenue e, incluso, ayudándote de música relajante. Ese ambiente relajante también se puede crear a través de la temperatura (a ser posible, precalienta la habitación para que esté alrededor de los 24º) y evitar que haya objetos a la vista que puedan atraer la atención del bebé y activarle.
Paso a paso para dar un masaje relajante
Como hemos comentado con anterioridad, una vez que nuestro bebé ya tiene unas cuantas semanas de vida el masaje relajante puede abarcar todo su cuerpo. Masajear al bebé no es lo mismo que acariciarle, así que tendremos que hacer un poco más de presión sobre su cuerpo, sin pasarnos. Poco a poco irás descubriendo el nivel de presión con el que tú y tu pequeño aventurero os sentís más cómodos. Antes de empezar, te recomendamos que te quites anillos u otras joyas, y que revises tus uñas para evitar arañar la piel del bebé ¿Todo en orden? Pues entonces pon un poco de aceite en tus manos, frótalas para calentarlo y al lío:
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Piernas y pies: lo ideal es arrancar el masaje por las extremidades, preferiblemente por las piernas. Rodea el muslo de tu bebé con tu mano y deslízala hasta su tobillo, repitiendo el gesto varias veces. A continuación, haz lo mismo en la otra pierna antes de pasar a los pies. En los pies, desliza varias veces tu pulgar desde su talón hasta sus dedos; y luego dedica un tiempo a masajear con cariño cada uno esos deditos.
Brazos y manos: el proceso en estas extremidades es el mismo que el que hemos llevado a cabo en piernas y pies. Envuelve su brazo y desliza tu mano desde su axila hasta sus muñecas. Repite el movimiento varias veces en cada brazo. A continuación, masajea la palma de su mano haciendo círculos con tu pulgar y luego amplia el radio de acción para alcanzar a cada uno de los dedos.
Pecho y barriga: el masaje en la zona del abdomen debe ser suave. Para el mismo, podemos efectuar dos movimientos. Por un lado, pon tus manos en horizontal sobre la cavidad abdominal y repite varias veces un movimiento descendente (primero con una y luego con la otra) hasta debajo del ombligo. Por otro, coloca tus manos en posición vertical en su tripita y con los pulgares señalando al ombligo, desliza suavemente tus manos hacia los costados, como si estuvieras abriendo las páginas de un libro. Quédate con este último movimiento, porque es el mismo que te va a servir para masajear la zona del tórax de tu pequeño aventurero.
Espalda: para masajear la espalda, gira suavemente a tu bebé y ponlo boca abajo. En la espalda vamos a optar por un movimiento cruzado, de forma que deslizaremos varias veces nuestra mano desde el omóplato izquierdo hasta el glúteo derecho, para luego hacer lo propio desde el omóplato derecho hasta el glúteo izquierdo.
¡Y hasta aquí la rutina de masaje! Si tienes dudas o tu bebé no se siente cómodo con los masajes, siempre puedes consultar con tu pediatra de referencia. Hoy en día también existen múltiples cursos para aprender a masajear al bebé donde expertos en la materia te podrán explicar en vivo y en directo todos los trucos necesarios y en los que, además, podrás conocer e intercambiar opiniones con otros padres y madres.
Masajear al bebé tiene muchos aspectos positivos, tanto para el bebé como para la relación y el vínculo que los padres van estableciendo con su recién nacido. Estos son algunos de los principales beneficios de establecer una rutina de masajes relajantes en el día a día de tu bebé.
No existe una edad concreta para empezar a disfrutar con la rutina de los masajes relajantes con vuestro bebé. Es más, masajear al bebé es algo que podemos hacer desde sus primeros días de vida, aunque en este caso lo recomendable es que los masajes sean muy cortos y centrados en una única parte del cuerpo, preferiblemente las extremidades (manos y pies).
La duración del masaje puede ser entre los 15 y 20 minutos y se pueden ir añadiendo partes de su anatomía hasta que el masaje cubra todo su cuerpo.