La maternidad supone una impresionante metamorfosis. Ser madre cambia tu cuerpo, tu mente, tus deseos y, probablemente también tus prioridades. ¿Imaginabas que sería tan enorme esta revolución? Es probable que por mucho que lo imaginaras, o te lo contaran, la realidad haya superado la ficción. Tu pequeño exige toda tu atención y el tiempo que tenías para ti ha desaparecido. La falta de ayuda, tener a la familia lejos o el velocísimo ritmo de vida que llevamos no se lo pone nada fácil a las familias. También ocurre que nos exigimos más de lo que podemos abarcar. Es necesario parar, buscar espacios y tiempos para el autocuidado. En el siguiente artículo te explicamos por qué es importante que dediques tiempo a ti misma y te damos algunas ideas para conseguir alcanzar ese preciado autocuidado. ¿Preparada? ¡Síguenos!
Cuidar es una tarea muy demandante
Cuidar de otra persona es un ejercicio muy demandante y agotador. A la inseguridad que muchas veces provoca la maternidad –sobre todo cuando llega el primer hijo–, hay que añadir el cansancio de las noches sin dormir, las acciones repetitivas y, en muchas ocasiones, la gestión de otras tareas que sostienen la vida cotidiana. Pedir ayuda, compartir tareas de cuidados y de la casa y dedicarte tiempo en exclusiva para poder cargar las pilas son fundamentales para poder afrontar de mejor forma los cuidados. ¿Te has dado cuenta de la poca relevancia que tienen los cuidados en nuestra sociedad? Visibilizar las dificultades y verbalizar nuestras necesidades son los primeros pasos para concienciar socialmente de la tarea tan enorme que supone cuidar. ¡Hagamos la revolución de los cuidados a través del autocuidado!
Cinco consejos para alcanzar el autocuidado
1. Piensa qué necesitas
Cuando hablamos de autocuidado nos referimos a esos pequeños cuidados que puedes regalarte a ti misma, y que no tienen por qué ocuparte mucho tiempo. Pueden ser pequeños gestos que sean apetecibles, que te devuelvan la calma, que te ayuden a estar mejor. ¿Algunos ejemplos? Quizás ese tiempo de calidad contigo puede ser leer un buen libro con un café (caliente y recién hecho 😉). O quizás practicar algo de ejercicio sola o con amigas. O cocinar algo rico sin prisas ni aspiraciones. O pedir comida en tu restaurante favorito y ver un capitulo de tu serie favorita. ¡Las posibilidades son infinitas! Lo importante es que, ya sean diez minutos o dos horas, sea un tiempo invertido en algo que te apetezca y que lo disfrutes al máximo. Eso sí, tampoco debe ser una obligación que te haga sentir peor, más agotada y agobiada, sino una puerta que puedes cruzar o no, pero que al traspasarla te haga sentirte después mucho mejor.
Para saber que necesitas, cierra tus ojos y piensa que te haría feliz en ese mismo momento y que te ayudaría a desconectar para luego volver conectar con las pilas cargadas.
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2. Duerme todo lo que puedas
Es cierto que cuando estás embarazada todo el mundo te recomienda que duermas todo lo que puedas porque después llegará una época agotadora por la falta de sueño de calidad. Tienen mucha razón. Cuando llega un bebé el sueño de toda la familia se ve alterado y no siempre es fácil encontrar una solución. Las responsabilidades del día a día nos consumen. ¿Lo ideal? Aprovechar las siestas de tu pequeño aventurero para darte unos minutos de descanso. Entendemos que es complicado llevarlo a cabo pues siempre hay algo que hacer: poner lavadoras, preparar la comida, hacer la compra, doblar la ropa, entre otras tareas. Intenta superar esa barrera de tareas infinitas y dedícate a dormir todo lo que puedas. Lo demás siempre puede esperar, tu descanso no.
Si te cuesta ignorar esa lista de cosas por hacer, pregúntate qué tarea tiene mayor prioridad y hazla en una de las siestas de tu bebé. Repite el proceso cada día. De esta manera, irás tachando tareas de la lista pero también estarás descansando adecuadamente.
3. La importancia de planificar
La organización es fundamental cuando llega un bebé a casa. Utilizar una agenda puede ayudarte a planificar el día a día y, además, sirve para valorar cuáles son las tareas importantes y cuáles las urgentes. En medio de todas esas responsabilidades tendrás que hacer un hueco para ti. ¿Imposible? No, de verdad que no. La planificación te dará más libertad para organizar tu tiempo como mejor te parezca. Eso sí, es fundamental que aprendas a decir "no" cuando no te apetezca hacer algo o cuando no puedas. Te animamos a que hagas ese ejercicio maravilloso porque también es una forma de autocuidado.
Un consejo que puede ayudarte, es planificar con una pequeña lista las cosas que te hacen sentir bien, por ejemplo, salir a caminar, aprovechar la mitad de las siestas de tu bebé para descansar o leer algunas páginas de un libro. Recurre a esta lista cuando sientas que lo único que haces es tareas de casa y cuidar de tu pequeño. ¡Será un pequeño recordatorio para tomar tiempo para ti!
4. Pide ayuda siempre que lo necesites
Nos cuesta mucho pedir ayuda a los demás. Es una realidad de nuestro tiempo. Pensamos que somos capaces de todo, que no necesitamos a nadie y que pedir ayuda será un signo de debilidad. Puede incluso que nos cueste pedir ayuda porque pensamos que molestamos: ¿cómo pedir ayuda a los demás si nadie me pide ayuda a mí? Es muy importante romper con estas dinámicas que fomentan el individualismo y que alimentan las exigencias que nos colocamos sobre nuestras espaldas. No pasa nada por decir que no podemos más, que necesitamos ayuda. Delegar y verbalizar nuestras necesidades debe ser un asunto prioritario si queremos fomentar el autocuidado.
Si vives con tu pareja, recuerda que esta aventura es de los dos y que repartir las tareas de manera justa no solo os ayudará a tener más tiempo para descansar, sino también en fomentar la actitud de equipo y fortalecer vuestra relación.
5. Libérate de la culpa
¡Ay, la culpa de las madres! A muchas mujeres dedicarse un tiempo para sí mismas puede provocarles un enorme sentimiento de culpa. Dedicarte tiempo no es un acto egoísta, sino todo lo contrario: para poder cuidar hay que cuidarse. Entender esto, aceptarlo, es el primer paso para conseguir que el autocuidado sea una realidad y no un objetivo inalcanzable. Si tú estás bien, tu bebé estará bien. ¡No lo olvides!