El tema del sueño del bebé es una de las preocupaciones más habituales de los padres. Tanto es así, que suele ser un motivo de consulta habitual en Atención Primaria. Y es que, no sólo nos faltan referentes para saber cómo debe dormir un bebé, sino que además, es difícil encajar el sueño normal de un bebé o niño pequeño con el ritmo acelerado de nuestro día a día. Queremos acompañaros en este camino, y para ello vamos a responder las dudas más habituales de unos padres primerizos sobre el sueño del bebé :-) ¿Preparados? ¿Listos? ¡Vamos!
¿Cómo es el sueño del bebé?
Las dudas con relacionadas con el sueño infantil son una de las principales consultas al personal sanitario. Ocurre que muchas veces que en realidad no sabemos cómo es el sueño del bebé. Y es normal. ¿Quién no ha escuchado alguna vez aquello de “dormir como un bebé”? La realidad es otra: los bebés y niños pequeños se despiertan varias veces durante la noche. Esto no tiene por qué estar relacionado con un problema de sueño, sino que se trata de una cuestión evolutiva: el recién nacido duerme periodos breves de tiempo que se reparten durante las 24 horas del día sin que pueda diferenciar el día de la noche.
Con el tiempo, tu pequeño aventurero será capaz de dormir periodos más largos de manera continua y poco a poco sus periodos de sueño empezarán a concentrarse por la noche y a disminuir por el día. Es normal que esto pueda alterar vuestro descanso en casa y no siempre es fácil de encajar. Paciencia, no será eterno. Intentar descansar cuando el bebé lo haga y buscar ayuda en el cuidado del bebé durante el día pueden ser soluciones prácticas a la falta de sueño de los adultos.
¿Cuántas horas debe dormir un bebé?
El sueño es fundamental para el desarrollo saludable del cerebro del bebé ya que tiene la función de regular las hormonas, consolidar la información que recibe mientras está despierto y promover el correcto funcionamiento del sistema inmunitario. En cuanto al número de horas que deben dormir los bebés, aunque hay unos márgenes de normalidad, lo cierto es que existe una enorme variabilidad entre niños. Según la Guía de Práctica Clínica sobre Trastornos del Sueño en la Infancia y Adolescencia en Atención Primaria, estas son las horas recomendadas de sueño según la edad:
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En el útero, el bebé ya experimenta en las últimas semanas del embarazo momentos de sueño. Después, durante los primeros días de vida, el recién nacido duerme alrededor de 16 horas al día pero, esas horas se distribuyen en varios momentos a lo largo del día.
Cuando el bebé cumple los dos o tres meses, empiezan a disminuir las horas de sueño poco a poco hasta que a los 12 meses, la media de horas de sueño es de unas 12 o 13 horas al día.
El número de horas continúa en descenso, y a los dos años el niño duerme alrededor de 10 a 12 horas; lo que se mantendrá hasta los cinco años. A parir de los seis años, y hasta los diez, lo habitual es que el promedio de horas de sueño sea menor a 10 horas diarias.
Compartimos contigo un cuadro resumen de las horas de sueño que puedes esperar a medida que crece tu bebé:
Tú mejor que nadie sabrás si tu pequeño aventurero está descansando o si, por el contrario, puede haber algún problema en su sueño. En este caso, te recomendamos consultarlo con especialistas en sueño infantil.
¿Cómo ayudar a dormir a un bebé?
Entender cómo es el sueño de un bebé ya es un primer paso para enfrentarte a los desvelos. Te contamos ocho claves para ayudar a tu bebé a conciliar el sueño:
1. Es importante crear un entorno adecuado para dormir. Lo ideal, según los expertos en sueño, es que la temperatura del dormitorio se mantenga en torno a los 20 ° C, con una humedad entre el 40 y el 60%. Tranquila, no es necesario que saques el termómetro. Basta con que ventiles unos minutos al día e intentes que la habitación se mantenga lo más fresca posible en verano y lo más cálida en invierno, sin que llegue a hacer calor.
2. Para que el bebé comience a distinguir el día de la noche es fundamental crear un ambiente oscuro y silencioso en la habitación en la que va a dormir el bebé; un ambiente que invite al descanso.
3. El bebé necesita a sus padres. Ten en cuenta que ha estado dentro de ti durante casi un año. Es tu olor el que le hace sentir en casa. Son vuestras voces las que conoce. Por ello, aunque es una decisión muy personal, es aconsejable que el bebé duerma en la habitación de sus padres. Esto beneficia su descanso, ya que se siente más tranquilo y seguro, pero también el vuestro: si el bebé duerme mejor, vosotros también dormiréis mejor.
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4. El contacto piel con piel y el balanceo suave te puede ayudar a dormir a tu bebé. ¿Qué lugar hay mejor que los brazos de sus padres?
5. Es habitual que el bebé se duerma al pecho o tomando biberón ya que la succión tiene efecto relajante y en el caso de la leche materna, le proporciona melatonina (la hormona del sueño). No le impidas que se duerma así, no hay ningún problema en ello. ¡Al revés!
6. El sonido de sus personas de referencia también ayuda al bebé a dormir. A los bebés suele gustarles que les canten no solo por la melodía, sino precisamente porque es la voz de las personas cuidadoras las que les tranquiliza. Aunque también puedes apoyarte, de vez en cuando, en música de ruido blanco para ayudarle a conciliar el sueño.
7. Según va creciendo, tu pequeño aventurero puede disfrutar mucho de un cuento antes de dormir. Esto no sólo ayuda a encaminar el sueño sino que establece un fuerte vínculo con sus padres. Crea un ambiente agradable para incitar al descanso: enciende una luz cálida; apaga televisiones y radios y fomenta el silencio; lee con ganas, pero en un tono tranquilo.
8. No dejes a tu bebé llorar. La comunidad científica está de acuerdo en no recomendar esta práctica debido a que hay opciones mucho más respetuosas con el bebé y con sus necesidades.
¿Cómo reconocer un trastorno del sueño?
Si tu pequeño aventurero se despierta durante la noche o le cuesta dormirse, recuerda que es algo normal, ya que el sueño cambia según va creciendo. Sin embargo, hay algunos signos que pueden señalarte que es posible que exista un trastorno o que debéis cambiar los hábitos de descanso:
Cuando el niño manifiesta cansancio, mal humor, irascibilidad... Es decir, problemas durante el día que hacen evidente que no duerme bien.
Cuando la dinámica de sueño del bebé o niño influye negativamente en la del resto de la familia, especialmente su cuidador principal. En este caso es hay un problema que solucionar, aunque el niño no sufra ninguna patología, y será el pediatra quien mejor pueda analizar cómo solucionarlo.
Para finalizar este artículo, queremos recordarte que dormir es salud. Busca ayuda si lo consideras necesario para que tanto tu bebé como tú tengáis un buen descanso.
Los bebés y niños pequeños se despiertan varias veces durante la noche. Esto no tiene por qué estar relacionado con un problema de sueño, sino que se trata de una cuestión evolutiva: el recién nacido duerme periodos breves de tiempo que se reparten durante las 24 horas del día sin que pueda diferenciar el día de la noche.
Aunque hay unos márgenes de normalidad, lo cierto es que existe una enorme variabilidad entre niños. Por ejemplo, un recién nacido duerme alrededor de 16 horas al día. Estas horas van disminuyendo a medida que crece, a los dos / tres meses, son unas 12 o 13 horas al día. A los dos años el niño duerme alrededor de 10 a 12 horas; lo que se mantendrá hasta los cinco años. A parir de los seis años, y hasta los diez, lo habitual es que el promedio de horas de sueño sea menor a 10 horas diarias.
Algunos de los consejos son: crear un entorno adecuado para dormir, contar con una habitación oscura y silenciosa, estar presente y ofrecer contacto piel con piel, entre otros.
Hay algunos signos que pueden señalarte que es posible que exista un trastorno o que debéis cambiar los hábitos de descanso:
Cuando el niño manifiesta cansancio, mal humor, irascibilidad... Es decir, problemas durante el día que hacen evidente que no duerme bien.
Cuando la dinámica de sueño del bebé o niño influye negativamente en la del resto de la familia, especialmente su cuidador principal. En este caso es hay un problema que solucionar, aunque el niño no sufra ninguna patología, y será el pediatra quien mejor pueda analizar cómo solucionarlo.